sábado, 21 de septiembre de 2013

La "feminidad" y el síndrome del azul-rosa.

Los medios de comunicación nos lavan el cerebro. Miles de anuncios televisivos nos bombardean a diario con mensajes del tipo "rejuvenece tu piel" o "aumenta el volumen de tus pestañas". Para ser mujeres, para ser "femeninas", tenemos que agujerearnos las orejas, pintarnos la cara o las uñas, vestirnos con ropa de marca o llevar zapatos de tacón.
No estoy diciendo que esté en contra de todo esto, no me malinterpretéis. Pero me desagrada profundamente vivir en un mundo en el que hacer este tipo de cosas es lo que te define como mujer. Si no haces ninguna de ellas, eres "marimacho" o "lesbiana". Y al revés. Si a un hombre le gusta maquillarse o pintarse las uñas, automáticamente se le considera gay. ¿Por qué?
No hay dos personas iguales. Cada persona tiene sus gustos, su estilo. Y mucha gente vive siendo algo que en realidad no es, sólo por encajar con el resto y no ser diferente.
Miles de veces se me ha criticado por no ponerme pulseras o anillos, por no dejarme las uñas largas o por no maquillarme. Me han dicho que soy "poco femenina". Y no es que no me guste hacer este tipo de cosas, es que sólo lo hago cuando me apetece. Puede ser una vez a la semana, una vez al mes, una vez al año...o nunca. ¿Qué importancia tiene? No me interesa ser ese prototipo de chica que sale en las portadas de las revistas. Y si lo fuera, sería por decisión propia, porque me gusta, y no porque eso me haga más o menos "femenina". Yo soy mujer. Con saberlo me basta. ¿Qué necesidad hay de demostrarlo?
Un ejemplo claro es el de los bebés. Cuántas veces habré oído ya el famoso "creo que ese bebé es niño, porque no tiene pendientes...".
Nos marcan como al ganado desde que nacemos. Agujeros en las orejas y ropita rosa para la niña. Ropita azul para el niño. Barbies para la niña. Action man para el niño.


Y que se os ocurra discutirle esto a alguien. Os mirarán como si fueseis de otro planeta.

Por desgracia, aún tenemos mucho que aprender. 
Tenemos que concienciarnos de que no todo se divide en blanco o negro. A veces todo debería ser simplemente gris. 
Porque todos somos personas. 
Porque nosotros somos nosotros.
¿Qué más importa?


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